REORDENAR EL GASTO PÚBLICO

MARIO A. PRADO M.
Miércoles 10 de junio 2020

Reordenar el gasto no es una tarea fácil. Mientras en el periodo 2000-2006 el gasto del sector público no financiero (SPNF) no llegó a superar el 25% del PIB, en el periodo 2008 -2017 tuvo gran crecimiento, llegando a su máximo en 2013 que alcanzó el 43,7 del PIB, terminando 2017 con el 36,5% del PIB. La gestión fiscal con el Presidente Moreno, ha conseguido una reducción mínima del gasto público, que en 2019 se ubicó en el 36,25% del PIB. En 2020 el Presupuesto General del Estado, PGE en lugar de tener ingresos por USD 22535 millones, sólo obtendrá USD 15 300 millones, perdiendo USD 7 235 millones, con lo cual, de mantenerse los gastos originales de USD 25 935, el déficit inicial de USD 3 400 se incrementaría a USD 10.35; de no tomarse correctivos, vendrá la insolvencia del Estado. La Constitución ha previsto pre asignaciones presupuestarias: Gobiernos Autónomos Descentralizados (15% de los ingresos permanentes y 5% de los no permanentes), salud (4% del PIB), educación inicial básica y bachillerato (6% del PIB), educación superior (11% del Impuesto a la Renta y 10% del IVA). La pérdida de ingresos afectará a estos partícipes, pues a pesar de que continuarán recibiendo los porcentajes determinados constitucional y legalmente, las cantidades que recibirán, serán menores a entregadas en 2019. Al PGE le quedan los ingresos reducidos menos la pre asignaciones que, por constitucionales, no pueden ser modificadas, y, con esos recursos, debe atender deuda pública (interna y externa) y el funcionamiento del resto de instituciones del Estado; en términos coloquiales se achicó el tamaño de la torta, pero se mantiene inalterable el número de comensales. El Gobierno está cumpliendo un plan ordenado de reestructuración de la deuda externa privada (USD 18 000 millones aproximadamente), escogió el camino del acuerdo amigable y no la moratoria unilateral y agresiva, se espera que los resultados sean positivos, y se pueda re perfilar el peso del servicio de las deuda, aunque son previsibles los embates de los denominados “fondos buitre”; sin embargo, esto no es suficiente, es indispensable renegociar la deuda bilateral (China) para obtener un alivio importante del flujo de caja, alargando plazos e intentando reducir capital y tasas de intereses. Igualmente, es necesario enfrentar con objetividad los problemas vinculados con la masa salarial y la compra indiscriminada de bienes y servicios que constituyen un peso difícil de llevar en estas circunstancias. No cabe seguir incrementando la deuda pública para continuar pagando sueldos, comprando vehículos, etc., etc. El desafío es fomentar consensos para que la reducción del gasto público sea un proceso ordenado y aceptado socialmente, en el cual la Función Ejecutiva determine, en línea con la Constitución, las prioridades del gasto público, eliminando los gastos innecesarios y excesivos.

Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario EL COMERCIO :


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